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miércoles, 29 de junio de 2011

Una suplantación online genera un ciberbullying indirecto sobre la afectada

Dos adolescentes han sido condenadas en Segovia a indemnizar a una compañera con 12.400 euros por los daños morales ocasionados al suplantar su identidad en la red social Tuenti y utilizar dicho perfil falso meterse con otros compañeros.

Las dos condenadas crearon el perfil publicando datos personales de la afectada, como su nombre, lugar de nacimiento y lugar de estudios, incluso una fotografía de la suplantada.

Valiéndose de este falso perfil procedieron a publicar comentarios denigrantes hacia otros compañeros en las fotografías que estos había publicado en sus respectivos perfiles.

Estos compañeros, creyendo que dichos comentarios provenían de la chica suplantada, llegaron a hacerle vacío y a aislarla socialmente (una habitual forma de bullying, sobre todo hacia las chicas).

La audiencia ha recordado en la sentencia que a estas edades es muy importante la imagen que se proyecta a los demás, así como la aceptación e integración en el grupo. Con ello ha remarcado el riesgo que conlleva el mal uso de las redes sociales, dada la "vulnerabilidad emocional" de los adolescentes. Aunque en este caso la sentencia condena a las ciberdelincuentes al pago de una indemnización, en otros casos similares protagonizados por mayores de edad, la condena podría ser de privación de libertad.

Fuente: Delitos Informáticos

viernes, 24 de junio de 2011

Formspring: la red social para los mensajes humillantes y asquerosos

Formspring es una especie de foro o red social online basada en comentar y responder que permite que los chicos publiquen sus peores opiniones de manera anónima. Esto es un problema para los adolescentes —sobre todo para las chicas—, que tienen la opinión de sus pares como algo fundamental en sus vidas.

Stacy Peña cuenta su experiencia de 4 meses —una pesadilla, en sus palabras— con esta red social. En su opinión esta red es realmente terrorífica porque además de los comentarios crueles, asquerosos, humillantes o retorcidos que se publican, nunca sabes si quien los publica es el chico que se sienta a tu lado en clase o un desconocido de 40 años.

Su hija estuvo realmente enganchada a esta red y pese a los castigos que recibía, seguía intentando entrar a leer qué ponían los demás acerca de ella. Según Peña, el peligro de este web está precisamente en que se ceba en la preocupación nº 1 de muchas niñas: "saber qué piensan de ellas los demás". Para las adolescentes cuya autoestima se está aún desarrollando, saber si se es popular o no leyendo los mensajes de Formspring puede ser una auténtica obsesión.

Peña lo describe como la tradicional pared del baño del colegio pero elevado a la enésima potencia, y concreta los peligros en el ciberbullying que facilita. Además de los ataques personales es frecuente encontrar comentarios de tipo sexual.

A la hija de Stacy Peña sus padres le tuvieron que prohibir usar esta red social, y ella lo comprendió. Pero había un problema: aunque algunos amigos asumieron la misma decisión, otros seguían usándolo y difundiendo los comentarios por otras vías.

Stacy Peña promueve ahora que se cierre Formspring y anima a darlo a conocer entre padres y educadores. Aunque los responsables tienen un mecanismo para dar de baja cuentas en casos de amenazas o ciberbullying no es fácil de encontrar, opina, y además los chicos pueden crearse otra cuenta en cuestión de segundos. El web, creado a finales de 2009, tiene ya más de 20 millones de usuarios y más de 3 millones lo visitan cada día. La empresa responsable ha obtenido recientemente 11 millones y medio de dólares de financiación. El web ha sido relacionado incluso con casos de suicidio.


Fuente: Common Sense Media

viernes, 3 de junio de 2011

Centros educativos que incumplen su deber de proteger a sus alumnos frente al bullying en Internet

Susan McLean, experta en ciberseguridad australiana y asesora de gobierno y escuelas de aquel país, criticó a los responsables de un colegio de secundaria de Cranbourne (Victoria) y a las autoridades policiales por no haber protegido a una víctima de un caso de ciberbullying que se produjo la pasada semana por medio de Facebook.

Fragmento de la página de entrada al web del centro donde se originó este caso de ciberbullyingEl director del colegio afirmó no tener poder para actuar porque los comentarios contra esta chica de 8º curso (13-14 años) habían sido realizados fuera del horario escolar y se limitó a aconsejar a los padres que acudiesen a la policía. Según justificó, el centro no podía hacer nada, aunque el abuso se hubía originado en el patio del colegio.

Para McLean este tipo de actitudes son como esconder la cabeza en la arena frente a un problema grave y en auge, ante el que "el colegio debe actuar, puesto que víctima y abusón acuden ambos al centro, y este tiene un deber de proteger a sus estudiantes. Se trata de un caso de un alumno que sufre por las acciones de otro alumno. Aunque suceda por la noche, las consecuencias están en el centro al día siguiente". La experta califica estas actitudes de arcaicas, propias de los colegios hace 5 ó 6 años, pero que ya no se justifican hoy en día, cuando la extensión del problema hace necesarias políticas y protocolos para hacer frente a situaciones de ciberbullying.

Según la madre de la alumna abusada, esta ha estado sufriendo abusos desde que entró en el colegio el año pasado pero el ciberacoso —especialmente por parte de una de las alumnas— se había intensificado durante las últimas semanas, hasta el punto en que llegó a leer un comentario racista y humillante publicado por esta alumna en el muro de Facebook de su hija. El ciberabuso se trasladaba así del colegio a su propia casa.

Ante la nula respuesta de los responsables del centro, los padres decidieron cambiarla a otro, que la aceptó inmediatamente al conocer las circunstancias.

Según el boletín del centro donde se originó el caso, en las últimas semanas se han multiplicado los casos de ciberbullying entre alumnos. Según el director, siempre investigan dichos casos pero si determinan que se producen fuera del horario lectivo, declinan actuar.

El padre de la chica acudió a la policía, quien no sólo afirmó que tampoco podían hacer nada sino que estaban cansados de que los centros derivasen a ellos casos similares en los que no se podía hacer nada.

Según la experta McLean, que fue policía durante 27 años, las autoridades deberían haber actuado pues el ciberbullying es un delito según la sección 21 del Crimes Act, que trata sobre el acoso e incluye el producido vía Internet. Según su opinión la policía al menos debería haber tomado declaración a la víctima, y acudido a hablar con la abusona. A partir de ahí se podía haber puesto en marcha un proceso legal o haber sido amonestada. Si no se hizo, opina, es porque la policía evita estas cuestiones al carecer de formación adecuada sobre el ciberbullying.

Fuente: Casey Weekly - Cranbourne