Son los padres lo que realmente pueden no sólo detectar el ciberbullying sino también prevenirlo. Para el psicólogo Juan Pablo Pizarro, que ofreció una charla sobre el ciberacoso en el Instituto Instituto de La Luz, en Avilés, es fundamental establecer horarios conforme a edades, pero, sobre todo establecer un cauce de comunicación de confianza entre padres e hijos.
-¿Qué es el ciberacoso?
-Es una agresión psicológica, sostenida y repetida en el tiempo que cuenta con el apoyo de las nuevas tecnologías. Está muy relacionado con el acoso escolar. Invade espacios íntimos de la víctima. En cierta manera, es llevar ese acoso a su casa.
-¿Conocemos su incidencia?
-Tenemos muy pocos datos. En Asturias se ha dado algún caso, que suelen terminar con medidas disciplinarias hacia los acosadores.
-¿Necesitan los menores una especial protección ante las nuevas tecnologías?
-Hay que tener cuidado con ese miedo. Hay padres que no manejan tan bien internet como los hijos y por eso la temen. Es como el miedo a dejar salir a los niños a la calle. Hay que educarlos con responsabilidad y darles una libertad acorde a su edad. En un chat, los niños también saben que se mienten y ellos lo hacen. Los padres deben pedirles que cuenten sus relaciones, como se las cuentan a sus amigos.
-¿Qué precauciones deben adoptar los padres?
-Primero, no utilizar las nuevas tecnologías como canguros. Si un contenido no se ve adecuado, no se le puede dejar. No hay que rendirse por agotamiento. Tienen que informarse de lo que verán los niños. También establecer horarios para el uso de internet. El ordenador tampoco debe estar en su habitación, allí es más difícil de controlar, por lo que debe estar en un espacio común. También hay páginas especiales para menores, con contenidos adecuados y vigilancia en los chats.
-¿Cómo detectar que un hijo sufre ciberacoso?
-Nadie mejor que los padres para notar que algo le sucede a un hijo. Los cambios en el estado de ánimo (está irritable o duerme peor) indican que pasa algo. Cuando son pequeños, los hijos quieren que los padres siempre estén pendientes; cuando son adolescentes, no quieren ese agobio, pero piden que estén disponibles para poder consultar sus problemas.
Fuente: elcomerciodigital.com
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