Ayer martes comenzó en Massachusetts el juicio contra nueve adolescentes (siete de ellos, chicas) que supuestamente acosaron y maltrataron física, psicológicamente y a través de móviles y de Internet a una compañera de escuela, inmigrante irlandesa. Phoebe Prince, de 15 años, fue acosada, humillada y agredida durante tres meses por algunos compañeros del instituto hasta que no pudo aguantarlo más y se suicidó ahorcándose. El acoso, de hecho siguió online tras su muerte.
Seis de los acusados serán juzgados como adultos y, en caso de ser hallados culpables, podrían pasar el resto de su vida en la cárcel. Se trata de la primera vez en Estados Unidos que la Fiscalía del Estado lleva adelante un caso de bullying. Varios de los acusados han sido expulsados de la escuela, aunque la mayoría de ellos hace pocos días, cuando las acusaciones se hicieron públicas.
Lo que muchos padres y algunos medios de comunicación encuentran especialmente alarmante es que varios profesores y personal del colegio supieran lo que estaba pasando, sin tomar medidas que evitasen el trágico desenlace. En dos ocasiones la madre de Phoebe se dirigió a la escuela en busca de ayuda, informando del maltrato al que era sometida su hija y expresando su miedo a que pudiera ocurrir algo a su hija. Sin embargo, en los dos casos le dijeron que no había motivo para preocuparse.
El grupo de adolescentes que se sentará en el banquillo la insultaba a voces en los pasillos del colegio, en la biblioteca, en la cafetería o en el camino de vuelta a casa. Le llamaban día tras día puta irlandesa y zorra, la empujaban, le tiraban cosas, le quitaban los libros de la mano y le mandaban mensajes de SMS con amenazas. El último día de su vida Phoebe fue llorando a la enfermería por la mañana. Después fue agredida en el pasillo y al marcharse a casa le arrojaron una lata.
Los responsables del colegio siguen desempeñando sus funciones y han rechazado categóricamente toda exigencia de dimisión.
Fuente: El Mundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario